domingo, 6 de septiembre de 2009

Ayer

El silencio me vuelve a oír los pensamientos. La soledad se chasquea las manos como una mosca hambrienta, se ríe
porque sabe que no me muevo de aquí y me aconseja sarcástica y burlonamente lo que debo hacer y solo me doy cuenta después de que pasa.

Ayer hablamos, me dijiste que por mas cosas malas que te venían a la mente de nosotros aun me amabas, ¡que me amabas!...

Lloramos juntos, nos abrazamos como si fuese un final, aunque esto parecía un nuevo comienzo…

Oigo una de aquellas alarmas de fabricas, recuerdo que
estoy en casa, cierro los ojos de nuevo, es mi alarma despertadora..

Soy una ilusa, se que eso nunca pasaría, siquiera el hecho de
abrazarnos, al menos que te lo rogase; la soledad vuelve a jugarme una broma de mal gusto y yo trato de llorar de sacarte de mi por medio de las lagrimas, pero ya ni eso, ya desde hace mas de dos meses que no te puedo llorar.

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